LA EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI: CAMINO A LA EXCELENCIA
Un saludo cordial a todos los estudiantes y docentes que son parte de este 5to Congreso Mundial de la Educación. Quiero comenzar dando las gracias a los patrocinadores y asociados de esta Quinta Conferencia Mundial de la Educación. Me siento honrada de poder representar a Puerto Rico y a mi institución la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto Metropolitano en esta magna actividad que será de gran enriquecimiento para todos los docentes y estudiantes del mundo.
Es para mí un verdadero privilegio compartir mis ideas sobre un tema que ha sido parte de mi vida por los últimos cuarenta años; la educación. Para iniciar la presentación de esta ponencia voy a definir el término educación. La Real Academia de la Lengua Española, por sus siglas (R.A.E.) lo define como la crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes. También expone que es la instrucción por medio de la acción docente. De manera que la definición propone un cambio, una acción y claramente presenta hacia quién y para qué se dirige esta acción. Propone, por tanto, la interacción entre los diferentes componentes que se relacionan como una comunidad de aprendizaje donde todos colaboran a fin de lograr el aprendizaje.
Considerando que el proceso debe estar regido por una comunidad de aprendizaje, voy identificar a través de esta ponencia los personajes claves. Es evidente que lo más importante, el centro de acción, y hacia donde se dirigen los esfuerzos es el estudiante. No obstante, comenzando con el maestro, debemos precisar que éste debe poseer unas cualidades excepcionales para poder preparar al estudiante en el camino hacia la excelencia que los sistemas educativos esperan. Es sin duda alguna, una tarea que requiere, se inicie desde el corazón. Esto significa entonces, que enseñar es la tarea que Dios ha puesto en el corazón de un individuo cómo el propósito para el cual fue creado. Esto lo podemos ilustrar con el ejemplo de los niños que desde pequeños juegan a ser maestros y maestras.
Recuerdo que cuando pequeña, organizaba mi sala de clases imaginaria. Tenía estudiantes imaginarios que solían llamarse como mis primos y mis hermanos. A cada uno le daba una personalidad totalmente diferente pero cuando comenzaba a enseñar estaba muy pendiente de la diversidad y buscaba en el juego llenar las necesidades de cada miembro de mi grupo imaginario. Este recuerdo me hace pensar que la preparación para esta encomienda de ser docente, comienza desde los primeros años de la infancia y va en desarrollo constante durante toda la vida.
Fernando Savater el autor del libro , “El valor de educar”, en una conferencia que dictara en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras, resaltó tres cualidades que posee el maestro. La primera es coraje, que tiene como sinónimo “valentía, arrojo, ánimo, esfuerzo, ímpetu y decisión”. Estas dirigen al individuo en la búsqueda de la meta a través de la acción. Es el valor de aceptar un gran reto de formar los ciudadanos que habrán de formar parte esencial de la sociedad en diversas funciones y que desarrollarán personalidades variadas en las cuales afloren los valores y las virtudes necesarias para la convivencia social. Es el ánimo de enseñar y de repasar los conceptos y las destrezas cuando el conocimiento no es suficiente para lograr los objetivos trazados. Es levantarse cada mañana con nuevas fuerzas, con una esperanza plena en que la mano del Creador sustentará nuestras vidas para que como artífices del saber podamos crear procesos que ayuden a cada uno de los hermosos corazones que tenemos en nuestra sala de clases para cumplir con la diversidad y que todos reciban la misma dosis que les haga dueños del conocimiento generado.
Indicó Savater, que el maestro debe poseer generosidad. Es una actitud de desprendimiento que logre
Finalmente, prudencia, como una virtud que dota al docente de un buen juicio para tomar decisiones sabias, basadas en las necesidades educativas que cada uno de los estudiantes en su sala de clases tienen. Es esa actitud de reflexionar sobre su propia práctica cada día a fin de desarrollar nuevos métodos, nuevas estrategias y nuevas técnicas, basadas en esas mismas formas de aprender de cada uno de sus alumnos. Prácticas que luego han de ser compartidas con sus colegas como estrategia dentro de la comunidad de aprendizaje. Es la seriedad que hace al docente el profesional de más valor dentro de la sociedad.
Estas tres cualidades van a complementarse con una buena práctica docente, uso de las nuevas tendencias en las estrategias, métodos y técnicas, educación continua y una relación de mutua ayuda con los demás componentes de la comunidad de aprendizaje.
El estudiante de este siglo XXI va camino a la excelencia buscando ampliar sus conocimientos principalmente en las áreas tecnológicas dominando los procesos. Es el estudiante que nace y se desarrolla en este mundo de las computadoras, el Internet, y las nuevas tecnologías. ¿Qué necesita nuestro gran protagonista?, sencillamente, aprender a pensar críticamente, reflexionar, tomar decisiones, analizar, evaluar, entre otras destrezas para adueñarse del conocimiento. Necesita que pueda aplicar sus conocimientos a la vida diaria y transformar los conocimientos en acciones de beneficio, de crecimiento, de logros para alcanzar la excelencia que esperamos.
Un estudiante más sensible a las necesidades del prójimo, capaz de aceptar la diversidad, de involucrarse en la comunidad construyendo su propio aprendizaje, haciendo uso del conocimiento para su propio desarrollo y el de la sociedad en general con autonomía dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje. Con una gran responsabilidad creadora de capacidades y destrezas fundamentales para su desarrollo, social, educativo, personal y profesional, tales como el diálogo, la lectura, el trabajo creativo y cooperativo y la participación de los procesos sociales inherentes a su edad. Un estudiante activo, con metas claras y firmes, capaz de lograr armonizar con los estándares y las expectativas de los sistemas educativos, listo para llegar al nivel profesional que sus talentos, fortalezas, debilidades y capacidades le permitan. Para lograr esto es imperante el desarrollo de otras destrezas sociales y emocionales que correspondan a la motivación el entusiasmo, la curiosidad intelectual y el interés por la búsqueda de información y la investigación.
Dentro de esta comunidad de aprendizaje están los padres, las madres y los encargados de los estudiantes que requieren herramientas adecuadas para cumplir su misión dentro de esta comunidad. Estos son parte esencial del proceso, con mayores responsabilidades y listos para ejercer su tarea con los instrumentos esenciales. Cabe señalar, que para que puedan ser colaboradores en la escuela, es necesario desarrollar proyectos de integración en los cuales el objetivo fundamental sea unir lazos, aunar esfuerzos y trabajar todos con la mirada puesta en el último peldaño, donde se encuentra la excelencia.
La comunidad escolar tales como los administradores y el personal no docente así como la comunidad en general deben apoyar los programas donde se desarrollen las comunidades de aprendizaje, reconociendo que recibe el impacto mayor del producto de la excelencia de los alumnos a quienes mantiene como miembros de su espacio geográfico.
Es necesario que enfrentemos este nuevo siglo con entusiasmo entendiendo que tenemos todos los elementos necesarios para lograr la excelencia. No va a ser fácil, porque de la misma manera que contamos con elementos de éxito, hay factores que afectan el desarrollo de propuestas exitosas en nuestros centros educativos. Sin embargo, la fuerza que puedan ejercer los componentes de esa comunidad de aprendizaje, unidos y el gran compromiso que cada uno de ellos tienen con el bien común, habrán de lograr una educación de excelencia en este siglo XXI.
Muchas Gracias
Migdalia Núñez Quiles Ph.D
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